Me gustó la mirada que me diste mientras estabas sobre mí,
Que buscaras mi mano bajo la almohada
Que chocaran por accidente nuestras manos bajo la mesa
Y después se retiraran como ofreciendo una disculpa silenciosa.
Sin pensarlo, muchas veces solemos reincidir en el hecho, demostrando
de una manera genial que perseveramos testarudamente en probar el estilo ensayo-error,
como quien continúa orgullosamente una distinguida tradición. Sin apenas importar
que a la larga dicho estilo acabe convertido en muchos ensayos-muchos errores.
[Imagen: Cortesía I.B]