lunes, julio 10, 2006



Mareadas, pero no importa

Y ahí estábamos, bailando, coqueteando y bebiendo a destajo.
Ridiculizándonos con movimientos sensuales y torpes derivados del pisco con coca-cola.
Todas íbamos a ser reinas, y así nos sentíamos; deseadas, radiantes y envidiadas por las demás. Nunca, nos habíamos sentido tan solas y felices a la vez. Felicidad fugaz. Ésa que sólo se vive en sociedad y cuando la droga y el alcohol se apoderan de mí.
Y me deslumbran, seducen y convierten. INfaMe
A la mañana siguiente no éramos las mismas, despertamos aún más solas y nos vimos como esos dibujos animados que tanto estimulan los sábados por la mañana. Cuando llega la noche, nos disfrazamos de nuevo para el carrete y el de la noche siguiente y la siguiente y la siguiente y la siguiente y la siguiente y la siguiente y la siguiente y la siguiente y la siguiente y la siguiente y la siguiente y la siguiente y la siguiente y la siguiente y la siguiente y la siguiente y la siguiente y la siguiente y la siguiente y la siguiente y la siguiente y la siguiente y la siguiente y la siguiente.


[Y, ¿Cuándo bailamos de nuevo?]


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