lunes, julio 30, 2007

La mente y sus secuaces

Parece que suelo alternar entre una incontenible y prolongada simpatía hacia todo lo cotidiano de la vida, y un posterior distanciamiento de dicha inclinación, ambos fenómenos involuntarios. Para facilitar las cosas podría explicarme simplemente que a veces estoy menos optimista que de costumbre, y ya. Pero soy muy escéptica respecto de mis propias explicaciones.

Me gusta creer que comprendo a las personas, que entiendo cómo son. Pero pareciera ser que, más que de una notable consideración de mi parte hacia los humanos, se trata de una suerte de dilucidación altamente recreativa sobre las psicologías ajenas. Suficientemente recreativa como para especular con cierta frecuencia sobre ellas, a la manera en que se hace sobre una sinuosa trama novelesca.


Sé a qué suena esto, hasta a mí me da una mala impresión. Claro que, intentando una ociosa defensa quizás, debo decir que ocurre de manera casi inconsciente, de hecho, no estoy segura de que efectivamente ocurra. Juraría que no.

Pero las dudas son así: insistentes y corrosivas. Sobretodo insistentes.


Website Counter